miércoles, 8 de junio de 2011

Historia de mi sistema.


Sí, fue hace tiempo, pero lo recuerdo bien:

   Recorriendo el espacio como acostumbraba a hacer desde hacía milenios, me decidí a acercarme a uno de los varios brazos de esta simple galaxia en espiral. Ya estaba cansado de ver a los grandes y poderosos sintiéndose inmortales, pero sin tener ninguna vida a la que acoger. Miro con desprecio a la Canis Majoris y ella me devuelve la mirada, siento que aún siendo muy caliente es fría de algún modo. Durante mi largo éxodo estelar, siento una atracción por una bella nebulosa con aspecto maternal. Veo como se está recogiendo a sí misma y creando pequeños planetas, todavía inertes: se me ocurre quedarme a observar. Tiempo después un sol se enciende en su centro, no es ni muy frío ni muy caliente parece acogedor. Esto hace que mi estancia aqui sea más llevadera. Aparecen tres planetas prácticamente iguales, cercanos a un cinturón de asteroides y restos cósmicos de la nebulosa madre: uno era Tierra, otro era Theia y el otro Marte. Theia, al ver que la Tierra era muy serena, se unió a esta. Marte, sin embargo, sentía envidia de su hermana mayor, Tierra, ya que era más grande. Por eso, Marte se volvió más frío y comenzó a perder vida. La Tierra caliente, pero no ardiente, empezó a estar más viva que nunca.


Desde entonces me he quedado en ese pequeño sistema solar lleno de historias con sus pequeños habitantes y tan lleno de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario